¿Tenéis un río? ¿Y por qué lo habéis encerrado?

Efemérides


Un hecho que quedó guardado en la memoria de la ciudad: se cumplen 87 años de la visita de Federico García Lorca a Rosario.

Aquel caluroso 22 de diciembre de 1933 llegó a la estación Rosario Norte -por entonces Sunchales- y tras ser recibido por un grupo de periodistas y poetas se alojó en el hotel Italia, donde hoy funciona la sede de la UNR (Maipú 1065). De su estadía en un cuarto del edificio no quedan dudas, pero la destrucción de los registros de visitantes no permiten confirmar lo que muchos suponen: que el poeta ocupó la misma habitación -por entonces la 101- que supo albergar a Carlos Gardel en sus viajes a Rosario. Cuando a las 12.30 de ese día arribó al andén de Rosario Norte en el tren rápido desde Buenos Aires, Lorca tenía 35 años.

Llegaba a la ciudad acompañado por el crítico teatral Pablo Suero a ofrecer una conferencia en el teatro Colón (ubicado en Corrientes 485, ya demolido), titulada: «Juego y teoría del duende. El enigma del alma española». En el Colón, Lorca habló ante un auditorio cautivado que después le pidió que recitara algunos poemas. Como confesó no saberlos de memoria, una mano del público le alcanzó su «Romancero gitano». Del teatro, Lorca partió rumbo a una chopería y horas más tarde llegaría su encuentro cara a cara con el río y dejó su célebre frase: «¿Tenéis un río? ¿Y por qué lo habéis encerrado?», preguntó el poeta a sus anfitriones rosarinos, cuando se paró frente a las rejas del puerto de nuestra ciudad.

También visitó el consulado hispano, almorzó y cenó en bodegones y choperías, y merendó en el salón de té de “La Favorita”, donde sus dueños, los asturianos hermanos García lo habrían agasajado.

Al día siguiente, visitó el Club Español de calle Rioja 1052 en donde el autor de “Bodas de sangre” tocó en el piano alguna copla para contrarrestar la solemnidad de los actos protocolares. Hecho del cual quedó una histórica foto.

Aunque las razones por las cuales vino a la ciudad fueron varias: por un lado hubo una cuestión económica, por la cual acordó dictar su conferencia, contratado por empresarios rosarinos. Por otro lado, había un motivo secreto, que se desconocía: un primo de Federico llamado Máximo Delgado García vivía en Arroyito y la familia no tenía noticias suyas.

Seguramente para Lorca fue muy importante en ese viaje reencontrarse con su primo Máximo y ayudarlo, dado que se lo había pedido su padre.

La visita de García Lorca movilizó y generó expectativa en un círculo de personas: periodistas, intelectuales y artistas de la ciudad. Tuvo una gran repercusión, pero dentro de esos círculos. La prensa se mostró muy entusiasta, los empresarios que lo trajeron hicieron una apuesta importante, aunque el público no respondió en forma masiva. Pero sin duda alguna fue un gran acontecimiento para la ciudad.

Dos años, 8 meses y 27 días después de su partida de Rosario, el 18 de agosto de 1936, a los 38 años, se convirtió en la víctima más conocida de la Guerra Civil Española. Cuando los nacionalistas entraron a su ciudad, arrestaron al alcalde y a otras personalidades para ejecutarlas. Lorca buscó refugio en casa de la familia de un amigo conservador, cuyo hermano entregó al escritor a los falangistas. Fue fusilado después de permanecer dos días encarcelado en las dependencias gubernamentales de Granada.

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