A 25 años del robo al Banco de Santa Fe: el golpe de los «balseros boqueteros» que quedó impune

Efemérides

No sería un día más en la ciudad. Aquel 6 de octubre de 1995 un grupo de ladrones ingresó a la sucursal del Banco Provincial de Santa Fe de Alberdi y Génova a través de un boquete. Pero se equivocaron sobre la ubicación del tesoro, y salieron 10 o 15 metros más lejos.

Debieron improvisar. Con un cambio de planes sobre la marcha, esperaron algunas horas la llegada de un camión de caudales y, tras tomar rehenes, se alzaron con 513 mil pesos, en ese momento equivalente a dólares. Escaparon en un auto.

Por el increíble golpe hubo 10 detenidos, entre presuntos autores y encubridores. Pero, ¿cómo y quiénes llegaron a esto?

Tres hombres, tras navegar por el entubamiento del arroyo Ludeña, desde la desembocadura del Parque Alem, abrieron un boquete que los depositó en el sótano del banco. Los ladrones habían trabajado con puntas, picos y palas durante varias semanas. Incluso, dicen, que en un primer intento salieron a la plaza ubicada junto al banco y nadie se dio cuenta, por lo que siguieron la excavación.

La decena de detenidos incluía los que cometieron el golpe, quienes aportaron logística y construyeron el túnel, y quienes formaron parte del encubrimiento. Como autores materiales del asalto, se acusaba a Sergio Fabián “Frío” Rodríguez, que ni siquiera llegó a ser procesado; Javier Hernández, alias “Pata” Benedetti, quien moriría cuatro años después producto de las balas policiales en la Masacre de Villa Ramallo, y Abel “Veneno” Fernández, quien terminó encausado, aunque sólo por encubrimiento. Un cuarto hombre, José Luis Román, fue sospechado de ser quien hizo de chofer tras el golpe. Nunca terminaron de probarles nada.

También fueron encausados el policía jubilado Ramón Domingo “Mingo” Silva y su vecino Omar Hilario “Gordo” Pared. Y por encubrimiento la madre de Román y la pareja de ésta, así como un hermano de Veneno, una gestora y un supuesto testaferro.

Hoy, 25 años después, a ninguno todavía pudieron probarles nada. Todos fueron absueltos por falta de pruebas y la plata nunca apreció.

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