La laguna de Sánchez

Curiosidades

Uno de los parajes más característicos que, a mediados del siglo XIX, formaba parte de la reciente declarada ciudad de Rosario, pero que existió desde siempre, fue la denominada laguna de Sánchez.

Estaba ubicada en la zona de lo que hoy es calle Mendoza, Corrientes, Rioja y Mitre y se cree, dada la altimetría del lugar, que la laguna no alcanzaba más profundidad que un metro y medio. Pero a pesar de eso significaba un importante problema para el crecimiento de la ciudad, cuyo impulso era notorio.

Vale la aclaración, de que la denominación “de Sánchez” no tuvo sanción oficial, pero así fue reconocida por ser éste el nombre del propietario del terreno por ese entonces. La laguna se hizo y persistía producto de las lluvias, quedándose el agua estancada en ese lugar. Agua podrida, sin saneamiento y donde comenzaron a arrojar desechos, empezó a traer problemas.

En el año 1855 se dio la primera iniciativa para suprimirla, de la mano de Nicasio Oroño, Jefe Político (“intendente”) de entonces. Pero el costo del trabajo hizo que no pueda cumplirse.

Pasó el tiempo. Hasta que en el año 1858 se mencionó la laguna por un hecho insólito. Un tigre de no gran tamaño, viajero en islas de camalotes por el Paraná, bajó en Rosario y entró a la laguna de Sánchez. Los vecinos, lo mataron a tiros.

Pero los años seguían pasando y las soluciones brillaban por su ausencia. El 19 de marzo de 1867 el Tribunal de Medicina informó al Jefe Político de entonces, Saturnino Ibarlucea, haberse comprobado 14 casos fatales de cólera. Inmediatamente, la opinión pública vinculó esa epidemia a la vieja laguna, que comprendía 7 manzanas, y en la que no sólo se arrojaba basura y desechos, si no también animales muertos. Todas acciones que producían una vasta pudrición del agua y un olor inaguantable.

La situación no daba para más y en 1868 se presentaron 4 proyectos para desaguar la laguna. Aunque llevaría más tiempo que lo deseado por los vecinos. 1874 y el paraje seguía siendo depósito de aguas corrompidas; la prensa diaria protestaba repetidamente por la presencia del foco de inmundicias.

Finalmente, la Municipalidad puso un vigilante “como solución” que impidiera arrojar desechos. No sirvió de nada, ya que siguió sucediendo igual. En el año 1879 el resentimiento popular contra la deficiencia que significaba esta ciénaga en el corazón de la ciudad, se manifestó durante los días de carnaval de aquél año: lanzaron un arca en la laguna dentro de la cual aparecían deliberando los grandes munícipes de entonces.

Ya en 1880, los presos fueron destinados a trabajar en el desagüe y delineación en de la laguna de Sánchez. Pero a los pocos meses la Municipalidad suspendió la obra, por falta de presupuesto.

A fines de tal año, el diario La Capital afirmaba: “La laguna de Sánchez es una perpetua amenaza para los habitantes del municipio pues emanaciones putrefactas de esas aguas estancadas está probado que son el germen de las fiebres que reinan en la población”. Recién en 1881, aparecería por primera vez, un comentario optimista sobre las obras: “En este momento están trabajando cuarenta peones en las obras de desagüe de la laguna. Se practican canaletas y desmontes hacía el Norte de tal”, decía el mismo diario.

Para realizar el desagüe, se hizo un desmonte por calle Paraguay hasta el río y un túnel por debajo de la Estación del Ferrocarril Central Argentino. Toda el agua podrida y sus desechos fueron conducidos y arrojados al río Paraná.

El 27 de octubre de 1883 una sola noticia resonaba en Rosario: el trabajo había terminado, la obra estaba completa y, lo más importante, llegó la solución final al problema que atormentó a la ciudad por más de 28 años.

En el lugar donde estaba la laguna, se allanó con la tierra que fue sacada para hacer las canaletas de desagüe y en esas manzanas se realizaron la Plaza Urquiza y la Plaza Iriondo. En 1886 la Municipalidad cedió una parte del terreno para construir allí la Escuela Normal N°1, edificación que finalizaría en 1897. Años después, la plaza pasó a llamarse y ser la Plaza Sarmiento que perdura.

¿Cómo sería el centro si persistiera la laguna de Sánchez?

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